¡Hola a todos!
En primer lugar os pido perdón por llevar unos días sin subir entradas pero he estado muy ocupado y… (Es broma, estoy disfrutando del veranito :P).
Hoy no voy a hablar sobre libros sino más bien quiero compartir
con vosotros una reflexión sobre el hecho de leer la versión original de una
obra antes que su traducción.
La verdad es que tengo que reconocer que yo, como la mayoría
de lectores que conozco, hasta hace relativamente poco tiempo solo leía en
castellano, y bueno al fin y al cabo esto es lo “normal”.
Sin embargo, al adentrarme en todo el mundo blogger uno cae en
la cuenta de que mucha gente lee la versión original del libro (si es posible)
antes que la traducción. Esto me hizo pensar un poquito sobre el tema porque,
siendo sincero, no le había dado importancia hasta el momento, si me gustaba un
libro lo leía y obviamente lo hacía en castellano. Pensaba que no había
diferencia entre una obra y su traducción más allá del cambio de idioma.
No obstante, no fue hasta que leí Los Miserables de Victor
Hugo, cuando entendí la importancia que esto tenía. La edición que yo leí la
saqué de la biblioteca y contaba con anotaciones sobre la obra en el pie de
página. Y mientras iba leyendo me iba dando cuenta de que muchas palabras, frases y juegos de palabras que el autor hacía eran totalmente imposible de comprender en la traducción.
Y es que al fin y al
cabo, cuando lees una traducción no estás leyendo la obra real, es una “alteración”
de esa obra, o mejor dicho, del estilo del autor, puesto que las
incompatibilidades y diferencias entre los distintos idiomas implican que se modifiquen
ciertas cosas (por supuesto me refiero en todo caso a la redacción de la obra y
no a su contenido) y dicha alteración
puede darse en mayor o menos medida dependiendo de múltiples factores como la
calidad de la traducción, las distintas expresiones o frases hechas, juegos de
palabras… y por supuesto dependiendo del mayor o menor similitud entre los idiomas.
Lo que sí quiero dejar claro es que en absoluto estoy
diciendo que las traducciones son perjudiciales, sería absurdo ya que todos
podemos leer obras de procedentes de distintos lugares, épocas, idiomas,
gracias a esto. Tampoco quiero decir que todas las traducciones supongan un
cambio de la obra original, hay buenas y malas traducciones, pero en la mayoría
de los casos estos cambios son pequeños detalles: palabras, estructuras de
frases… que no tienen la mayor importancia.
De hecho, a día de hoy, la mayoría de veces yo mismo leo la
traducción del libro en castellano antes que su versión original ya sea por
comodidad, rapidez, o simplemente por el desconocimiento del idioma.
Lo que intento decir es que si tenéis la oportunidad de leer
una obra en sí versión original (porque contáis con el conocimiento del idioma
en que está escrita) la leáis. De esta manera podréis disfrutar del estilo del
autor y comprender la obra en su totalidad. Ya que pararos a pensar por un
momento y preguntaros. ¿Estamos realmente leyendo el estilo del autor en una
traducción? En parte sí y en parte no, ya que sí son las palabras originales
del autor que se traducen a otro idioma, pero esto no siempre es posible y ahí
es cuando entra en juego esa alteración de la que os hablo mayor cuanto más
diferentes sean los dos idiomas, ya que muchos idiomas tienen estructuras
totalmente distintas y esto se quiera o no, supone un cambio.
Y bueno, hasta aquí la entrada de hoy. No os olvidéis de seguir el blog y dejad en los comentarios si vosotros leéis la versión original o la traducción y cual es vuestra opinión sobre el tema.
¡Que disfrutéis lo poco que queda de verano!
No hay comentarios:
Publicar un comentario